Buenos días personas prejuiciosas. Todos ustedes, o la gran mayoría pensaron que iba a entrar con una patada voladora, destruyendo una mesa, golpeando la muralla o pegándole a alguien, pero la verdad es que hoy me he hecho presente para hablarles de mis pensamientos, concepciones y filosofía. No me gusta cuando alguien dice mi nombre y de inmediato me asocian a un grito y un posterior golpe, no lo encuentro malo, pero me gustaría que también me identificaran como un gran pensador y ser humano.
Narrativa y demostración
Antes que todo, me gustaría contarles una breve reseña de mi vida. Nací el 27 de noviembre de 1940 en San Francisco (EE.UU), puesto que mi padre y madre se encontraban en norte América haciendo una gira con su obra de teatro. Me bautizaron como Lee Jun Fan y sólo lo utilice hasta los 12 años. Durante los primeros meses de mi vida, mis padres me disfrazaban de mujer para confundir a los espíritus malignos para que no me raptaran. Viví mis primeros 18 años en Hong Kong hasta que mi padre decidió enviarme a Estados Unidos motivado por sus problemas. Una vez en Seattle, trabajé como asistente en un restaurante chino para poder financiar mis estudios de filosofía en la Universidad de Washington, posterior a esto comencé a impartir clases de boxeo chino en la facultad y tuve varios problemas con la comunidad china, porque no toleraron que les estuviese enseñando parte de mi cultura a los occidentales. Me case con Linda Cadweel, a quien le debo gran parte de mis descubrimientos y pensamientos. Tengo dos hermosos hijos: Brandon y Shannon que representan la no limitación como limite.
La gran mayoría sabe que mi legado se concentra en las artes marciales y el cine, pero a mis fanáticos y familia les deje un legado espiritual y filosófico. Cuando entre a esta sala me sorprendí por el nivel de occidentalización que hay en el ambiente, puedo oler envidia, codicia, individualismo, miedo a romper las reglas y ser uno mismo, me refiero a expresar sus “yo” en su totalidad, estar más allá del sistema para lograr la libertad. También siento que sus procesos, que deberían ser naturales, han sido intervenidos, un ejemplo de esto es la historia del cien pies: “Le preguntaron a este animal de tantos pies cómo conseguía andar con todos ellos. Cuando comenzó a pensar cómo lograba llevar a cabo aquella función tan cotidiana, tropezó y cayó”. Por tanto, la vida debe ser un proceso natural en el cual al desarrollo de la mente no se le permita desequilibrar el flujo natural de la vida.
Particularmente tengo problemas con los estilos y/o reglas, los estilos de alguna manera te limitan a un modo de hacerlo y, por tanto, limitan tu capacidad humana. Cuando hay un camino, hay una limitación. Y cuando hay una circunferencia, ésta encierra y, si encierra, pudre; y lo que se pudre carece de vida. Nosotros crecemos constantemente y cuando estamos sometidos por un modelo determinado de ideas o camino para hacer las cosas, dejamos de crecer. Debemos tener la no limitación como limite, ser nosotros y expresarse con sinceridad.
Una vez experimente el siguiente dialogo:
Jungar: ¿de qué secta provienes?
Lee: de mi mismo.
Jungar: ¿Cuál es tu reconocido estilo de vida y lucha?
Lee: Mi estilo.
Epilogo.
Me llama la atención que por estos lados el ciclo de vida dejo de ser algo tan sencillo como: nace, crece, se reproduce y muere. Y lo hayan cambiado y aceptado por un: nace, crece, estudia, se convierte en profesional, junta riqueza, vive solo, se casa, se reproduce (se divorcia según sea el caso) y muere.
Vine acá para decirles que borren y saquen los estilos, reglas o sistemas de sus cabezas, para que se expresen con sinceridad. El ser humano realmente serio, interesado en conocer la verdad, no tiene ningún estilo. Vive de lo que es. Cuando logren expresarse libremente, serán totales. No vivan imitando, porque vivirán asustados.
Liberen su mente, sean amorfos, moldeables, como el agua. Si ustedes ponen agua en una copa, se convierte en la copa; si ponen agua en una tetera, se convierte en la tetera; si ponen agua en una botella, se convierte en la botella. Ahora, el agua puede fluir o golpear, sean agua amigos míos.
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