Entre todo este humo,ruido y calor, voy pensando...
Entre semáforo y semáforo, entre parada y parada que hace esta maquina infernal, voy haciendo memoria y me pregunto: ¿Cómo fue que paso tanto tiempo?, ¿Cuándo pasé de ser un niño a un jóven con responsabilidades? Estas y muchas preguntas son las que creo no poder responder.
Veo parado a un señor con un maletín en su mano,un celular en la otra...pienso...este tipo debe ser un empresario o algo así, a dónde irá, quizás va hacia su casa a ver a su esposa y a sus hijos, yo creo que si uno mira atentamente a su cara se puede ver cómo lleva el peso del mundo sobre sus hombros.
Por el otro lado veo a una señora sentada con su hijo; el niño llora y derrama lágrimas de dolor que me dan pena...pienso..., qué mal pudo haber hecho, si tan solo es un niño; veo sus pantalones y me doy cuenta de que estçan manchados con barro.
Me percato de que el chofer tiene sudor en su frente y las cejas fruncidas, se ve enojado, hace un par de maniobras bruscas que nos dejan en primer lugar esperando la luz verde...pienso...,para este chofer su trabajo es un campo de batalla en que si hoy no gana quizas su familia no comerá.
Antes de que partieramos se suben dos payasos que comienzan a hacer su rutina.
Poco a poco la gente empieza a involucrarse en el espectáculo, el empresario cuelga su teléfono, la madre deja de retar a su hijo, el chofer ríe... Me doy cuenta de que tengo que bajar.
Abro la puerta de mi casa y me encuentro con la sorpresa de que está mi tío Luis, el cual me pregunta cómo me había ido en el colegio y en que curso estaba; yo respondí que estaba en 4' y , tal como era de esperarse, me preguntó que iba a hacer cuando saliera del colegio, yo respondí orgulloso de mí mismo: un payaso de micro.
Alberto Telias: Anuario, John Dewey College, 1998
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